Dificultad: Fácil
Precio: Económico
Ingredientes:
• Un bebé con buen saque, cultivado en casa y obediente. Mejor si es hijo único y tiene muchas tías para que se note que es el Rey de la casa y se hace su voluntad.
• Para el rebozado:
• Muchas normas bien escritas, largas y completas. Vigila que tengan excepciones y muchos puntos en desacuerdo con el padre para que el bebé se las salte, eso aporta un efecto calmante muy beneficioso.
• Harinas de costumbres y rutinas muy moliditas y finas que peguen bien.
• Una familia de clase media, estable y formal.
Preparación:
Coges el bebé recién parido y le aplicas una rutina diaria con toda la guarnición: teta, carantoñas, juegos, paseo, siesta y cama. Para que no se te despendole nada más llegar.
Una vez “enrutinado” le repeinas para atrás y le pones en remojo en las normas durante por lo menos 10 meses, que se empape bien y se le vaya olvidando que era un bebé despierto, espontáneo y curioso.
Es importante aislarlo de cualquier contacto con incentivos infantiles u otros bebés. Esto hará que se sienta cuidado, dependiente y descarte cualquier tipo de existencia fuera de su zona de confort: TÚ.
Con esto nos aseguramos de que le asuste “lo nuevo” lo suficiente como para que se lo piense dos veces antes de separarse de tus faldas.
Así lo cocinamos hasta que quede al dente, durito por dentro pero tierno por fuera.
Aderézale con un montón de familiares con hijos mayores y mono de bebés que repliquen poco y sepan estar en su lugar. En cuanto se pongan algo activos y sugieran llevárselo al parque, los pones a calentar con las normas y rutinas a fuego lento. Dejando que vayan de un lado a otro pero sin soltar jugo.
Cuando veas que parece que comienza a querer descubrir mundo y antes de que espabile, rebózale en las normas y las harinas de procedimiento y recuérdale quién es su mamá y que buena es la DiosaQuetodolosabe. Esto ayuda a que se le vaya pegando la harina y deje de pensar por sí mismo.
Es importante que nunca tome iniciativas propias, que aprenda que si las opciones no están en las normas, no existen. Así evitamos riesgos innecesarios.
Mantenle en el puesto de El Bebé, y mientras se va haciendo pon atención en que siga las normas y la rutina, que no cambie nada, ni necesite nada, para que no coja fibras que luego son molestas al paladar.
No se te ocurra llevarle a la guardería ni hacer nada que le haga perder el tan apreciado sabor doméstico que irá adquiriendo.
Cuando veas que ya tiene risita simplona e incluso babea un poco cuando ve tu foto, ya está listo.
Lo puedes presentar con una trona estilo colonial y adornado con babero de chorreras.
Truco: Si lo mantienes así hasta que le salgan pelos en los huevos, te aseguras haber criado un parásito en toda regla.
XD