martes, 16 de enero de 2018

Navidades intensas.

Las Navidades con hijos toman otro sentido. Antes las Navidades eran sinónimo de vacaciones, nieve y resacas. Ahora son sinónimo de intensidad, en su más amplio espectro.

Todo es intenso en Navidades. La emoción de jomío, los cabreos del gemelo NT, la tranquilidad del gemelo con autismo, las resacas de gintonics, el extracto de la VISA… Todo intenso. Si de ti dependiera las Navidades pasarían desapercibidas porque eres una rancia. Una rancia de cojones para ser exactos.

Como no te gusta cocinar, te lo montas de tal manera que NINGÚN día tengáis que comer en vuestra casa. Eso quiere decir que en tu casa no entra ni una pata de gorrino, ni una tableta de turrón ni nada fuera de lo habitual que signifique fiesta y despiporre. 
Y como no vais a vuestra casa más que a dormir, no te molestas ni en decorarla. Lo más parecido a decorar que habéis hecho ha sido transportar al salón el árbol de navidad como si fuera un cadáver desde el cuarto de Jomío, donde llevaba ejerciendo de luz quitamiedos desde octubre. Y ni belén ni ostias.

No cocinas, no decoras y no celebráis en vuestra casa ninguna súbita aparición por generación espontánea de regalos. Ni Tió, ni Papá Noel, ni Reyes. Nada. Todo en casa de los abuelos. Así ellos disfrutan y tú lo gozas sin preocuparte por nada más que por comprar los regalos de las fieras. Que encima con San Amazon se reduce a hacer unos cuantos clics y los regalos llegan envueltos y listos directamente a las casas de los abuelos. Magia potagia

Lo dicho, nadie te gana a rancia. Y eso que es una época que te encanta, porque eres rancia, no gilipollas.

Te encantan las lucecitas, la música, el frío, el ambiente y sobre todo te encanta el follón familiar. Te encanta que os juntéis todos en casa de los abuelos, que haya muchos niños colgados de las lámparas por el exceso de azúcar,  te encanta ir de compras furtivas de última hora de regalos y pasar fin de año en casa sin canguro, en pijama y con pintas de venir de vender droga brindando con "agua-pica". Bueno, mentira, sueñas con volver a pasar un fin de año maquillada como una puerta y borracha como las grecas. Por cierto ya tenéis canguro confirmada para el lunes 31 de diciembre de 2018. ¡Yuhuuuuu!.

Pero sobre todo te encanta la intensidad del día de Reyes. Con niños todo se torna intenso, hasta el niño en sí. Si no que se lo pregunten a Lady O que a la llegada de los Reyes a Iaioland envió a tomar viento su flema británica y los 16 kilos de sobrina que tienes y que estaban reposadamente sentados en el cuello de su madre, tu hermana, entraron en convulsión en cuanto hizo contacto visual con Melchor. Se abalanzó hacia adelante casi cayéndose al suelo y empezó a gritar: 

“REYYYYYY, REYYYYY… ¡¡QUIERO UNAS BRAGUITAS!! ¡¡QUIERO UNAS BRAGUITAAAAAAAAAS!!"

Tu británica sobrina estaba dispuesta a descalabrarse embarcadero abajo por unas braguitas. ¿¿¿Se puede pedir a los Reyes Magos un regalo más auténtico??? Don't think so... <3

Otros sin embargo, lejos de gritar se quedaron dormidos (intensamente) encima de su padre.




Gritando o roncando pero siempre todo intenso en vuestra familia.