Pánico te dan las notas de la maestra en la mochila
de Jomío, cualquier día te piden una pestaña de unicornio para el estudio del
cuadrúpedo mitológico común y ese día te va a dar un chungo muy feo.
Recompuesta de la estupefacción, te plantaste en mitad
del parque más cercano y te centraste en la misión que se te
había encomendado: encontrar un puto caracol.
“A ver, si yo fuera un molusco
gasterópodo come-verde ¿dónde me escondería?. En un parque infantil infestado
de fieras gritonas desde luego que no. Aquí no voy a encontrar una mierda de
caracol y menos vivo. Además salen cuando llueve y hace semanas que no llueve.
Esto está bastante seco… Hay que joderse con el calor que ha hecho hasta
noviembre, apenas hace una semana que he sacado el anorak, tal vez debería
comprarme una chaqueta de entretiempo para estas semanas tontas que de vez en
cuando vienen, ¿por qué se llamarán de ‘entretiempo’?… COÑO céntrate, y busca
un caracol.”
“Quiero un caracol”.
"Ecs, está frío y es muy feo. Y tiene antenas en el culo".
Y el karma debe de existir porque el viernes de la semana pasada Jomío apareció en casa con "A" (no se mató con el nombre, no fuera a reventarle la cabeza) el Jackass de los caracoles, su alter ego reencarnado en gasterópodo: se tiró al vacío 3 veces en 2 minutos.
Igualito que Jomío: pequeño, baboso e intrépido.