martes, 3 de noviembre de 2015

Fútbol con Jomío.

Partidos de fútbol de niños de 5 años. Deberían venir prescritos por la OMS. 
Que manera de morir de amor. Y de descojone en estado puro. Agujetas en el píloro de tanta convulsión “risística”.

Este año Jomío va a una escuela de fútbol y los sábado, TODOS los sábados tiene partido. Al principio te cagaste en la perra y en San Messi porque te hipotecaba todos los fines de semana, pero tras los primeros partidos ya no te importa quedarte en Barcelona hasta el sábado a mediodía, es más estás deseando que llegue el partido de la semana.

Partido por llamarle algo, porque en realidad sólo son un grupo de 10 niños de 5 años compartiendo una dimensión espacio-temporal durante un rato, cuatro chavales de pelonpecho ganándose el nobel de la paciencia y un esférico acojonado pululando por ahí.

Madre que descoordinación, que dispersión, que “irasuputabolismo” el de cada uno… Y en las gradas un puñao de padres en modo cheerleaders llorando de la risa. 

A tu queridísima flor de loto llamada Jomío ya se le pueden dar bien los estudios, porque el fútbol NO es lo suyo. 

En modo genérico podemos resumir el transcurso del partido de turno de la siguiente manera:

  • Los jugadores van llegando a la hora que les sale de los cojones, medio dormidos y con manchas de cola-cao en la cara. 
  • Tras cada jugador (aka niño) un padre descojonao.
  • Repartición de chalecos verdes para diferenciar a los dos equipos. 10 minutos para ponérselos correctamente pasando la cabeza por el agujero que corresponde y no por otro.
  • Indicaciones de los cuatro entrenadores (cuatro y son pocos para diez niños). Indicaciones que no atiende nadie, pero NADIE.
  • Empieza el partido, y con él el show.
  • Tu flor de loto en lugar de cruzarse el campo corriendo se lo cruza dando saltitos a lo Heidi y sonriendo al cielo. Muy bucólico y pastoril, pero nada efectivo.
  • Los niños que hacen de porteros en cuanto empieza el partido se sientan en el suelo a jugar con las hojitas del césped y sus bichitos, que es muchísimo más interesante andevaaparar..!
  • A balón parado, ocho pares de piernas no atinan a tocar el esférico. El pobre balón tiembla de las patadas voladoras que le pasan cerca que deben silbar como avionetas. Pero moverse, ni un centímetro.
  • Cuando ponen a un niño a “marcar” a otro niño, los dos se enzarzan en una interesantísima disertación sobre qué botas de tacos molan más, si las tuyas naranja fosforito o las mías verde pistacho que son "corredoras".
  • Y cuando pusieron a Jomío a hacer de portero lejos de estar pendiente del partido, tu vástago se atrapó con la red. Literal. Se puso a intentar escalarla con el consiguiente lío de red-piernas-botas y se quedó colgado como un fuet boca abajo en la portería.
Llegados a este punto, ya no sabías si seguir reconociendo la maternidad de ese rubio o negarla haciéndote la sueca, que las pintas ya las tienes.

“Sí, sí…ése es el mío…el que está colgado boca abajo en la portería y descojonándose solo”.


Y cuando no termina el partido colgado como un fuet lo termina echándose una siestecilla a pié de portería, que esto de jugar a fútbol es agotador, oye.

No has visto en la vida un niño más disperso jugando a fútbol. No para de saltar, reír, incordiar al prójimo, gritar, ignorar a los entrenadores, cantar, bailar, saludar a las gradas….de TODO menos jugar a fútbol.

Eso sí, se lo pasa de putísima madre tanto en los entrenamientos como en los partidos. Os pregunta siempre al finalizar cuántos goles ha marcado su equipo y si han ganado o perdido, o sea que aún y estando en el campo suda sobremanera del partido, pero él sale satisfecho y feliz. 

Y a fin de cuentas, de eso se trata :-)